y sigue siendo así, como siempre, las rosas tienen espinas,
bellas desde lejos, peligrosas al tacto,
como las calles en donde corríamos tras de ambos
uno tras del otro, como viento en huracán,
pero llega la lluvia y nos quedámos estáticos investigando
cuán dulce es el agua de la llovizna...
y recolecto basurillas de los caminos
fingiendo que no pasa nada,
y que lo que voy encontrando no me importa,
después de todo, estamos acostumbrados a fingir,
que reímos más de la cuenta
o que lloramos de sobre mojado,
sigo recolectando basurillas como si nada...
... este mismo torrente reflejando la cara perruna,
que lleva en el asfalto, palabras de amor
solo el silencio es cómplice, de todo este florero,
casi estamos marchitos... y cansados
de recorrer buscando manos disponibles
que nos hagan sentir una casa.
