
En si, se podría decir que la línea de la vida está dada por la raíz cuadrada de la mitad de tu pierna elevado a la mierda potencia, por menos uno, divido por cero y a éste infinita circundancia multiplicarlo por cero, es decir: nada.
De ahí en más si más tramites escalofriantes, tratando de encontrar la salida diaria uno agarra el diario y busca su destino existencial de la horma de su zapato histérico que recorrerá el seudo mundo de las calles nocturnas espabiladas por la actuación esotérica del olvido cotidiano interpuesto inherente de los días escondidos en la franja egocéntrica del hedonismo primario.
Así, la razón por la cual uno se prepara todo una maldita semana para salir un pequeño sábado a la noche, es para volver cuatro horas después hecho infierno, pidiendo a alguna abuelita tomadora de mate que despierte de su tibia almohada a enfriar sus cabezas para abrirnos la puerta y poder entrar a dormir hasta el lunes de nuevo y esperar toda la eternidad semanal a llevagr es sabados pasa regui Sali conb lso amigo= ai vindoe igjn4pog y u tbart una cervevyusa jsd ua ji ah wiabrime la puerta que estruks entertacsmnte mSuer=to.